El compresor ha sido una parte básica de la caja de herramientas de cualquier productor, desde que las técnicas de producción de música moderna se establecieron hace unos 40 años.
La mayoría de las personas que producen música electrónica (o cualquier otro género, para el caso), tendrá un entendimiento decente de la compresión como un medio de control dinámico y será capaz de utilizar eficazmente en su música. La necesidad de punch, la claridad y coherencia de las pistas es importante a fin de competir con los estándares comerciales y mantener la atención de los oyentes.

¿Qué son los compresores?

Son esencialmente un control automático de volúmen o nivel. En otras palabras: Son lo más parecido al fader de una mezcladora manejado por un sonidista en tiempo real, la función principal de este personaje sería bajar el fader cuando el volumen de algún elemento sube repentinamente en exceso. Así se controla el rango dinámico de dicho elemento y evita que este se salga del plano.

Entonces lo que hace el compresor en esencia es reducir el nivel de una señal con parámetros que son prefijados por el productor y que modifican cómo se comporta el mismo.

¿Cómo funcionan?

Trabajan por comparación de señales, es decir: Al compresor ingresa una señal, por ejemplo la señal de voz y nosotros fijamos un cierto nivel (umbral o treshold) que una vez sobrepasado por la voz hace que el compresor actúe reduciendo el nivel de dicha señal entrante a la salida como si fuera el fader en una consola.

Entonces, el compresor está todo el tiempo comparando la señal de entrada contra este umbral y reduciendo la señal a la salida si es que pasa del límite asignado. Por otro lado la cantidad de reducción a la salida no es siempre la misma si no que es modificable por el usuario con otro parámetro.
Ya revisamos de manera simple y precisa qué es un compresor y para qué sirven. En el próximo artículo les contaremos sobre los distintos parámetros a manejar y cómo se componen estos aparatos.